Un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) proyectó una cosecha récord de maíz para la campaña 2023/2024, estimada en 59 millones de toneladas. Esta producción sería un 7,5% superior a la de las campañas 2018/19 y 2019/20, que hasta ahora eran las marcas más altas registradas.
Este aumento extraordinario de la producción responde a una combinación de factores climáticos y productivos. Las lluvias de los últimos meses mejoraron decisivamente las reservas de agua en el suelo favoreciendo el desarrollo de los cultivos y las lluvias de enero siguen aliviando las zonas que estaban más comprometidas por la sequía.
Aun contemplando el arrastre de los daños por granizo, se esperan rendimientos superiores a los promedios históricos, consolidando un 64% más de producción maicera que hace un año, cuando el sector padecía los desastres de la peor sequía en los últimos 100 años.
La superficie sembrada con maíz para la campaña 2023/2024 es de 7,4 millones de hectáreas, un 3% menos que la campaña anterior. Sin embargo, el rinde nacional previsto es de 79,6 quintales por hectárea, 5,4 quintales por sobre el promedio de los últimos 5 años.
Estas proyecciones extraordinarias hacen reverdecer las estrategias del sector maicero para optimizar las cosechas. Los productores encuentran oportunidades únicas para dar saltos de calidad en su estructura productiva, implementaciones técnicas y transformaciones tecnológicas.
El éxito del maíz Bt, la estrategia biotecnológica que permitió aumentar los rendimientos, reducir el uso de insecticidas y mejorar la calidad final de los granos, propició la expansión del cultivo de maíz hacia zonas consideradas marginales y consolidó el maíz tardío en Argentina. Para seguir gozando de estos beneficios e ir por más campañas récord, hay que aumentar la adopción de la siembra de refugio, a sabiendas que las plagas de insectos son una de las principales causas de pérdidas de rendimiento.
El uso continuo de maíz Bt sin la siembra de refugio promueve el desarrollo de resistencia de los insectos. La práctica de sembrar una parte del lote con maíz no Bt permite que los insectos generen la descendencia susceptible fundamental para mantener la eficacia de control del maíz Bt.
Esta buena práctica es clave para alargar la vida útil de las tecnologías y tener control sobre las principales plagas a mediano y largo plazo.
Mientras el maíz Bt representa más del 96% del maíz sembrado en Argentina, el trabajo conjunto de toda la cadena maicera consolidó el 50% de adopción de refugio en maíz Bt por parte de los productores, según datos del Programa MRI (Manejo de Resistencia de Insectos) de la campaña 2021/2022. Lamentablemente, debido a la sequía y otros factores ese porcentaje cayó a un 20% en la campaña pasada.
Aunque los productores ya no perciben el refugio como resignar parte del rendimiento del lote, la adopción de refugio es variable entre campañas. Sin embargo, han comprobado que la adopción del refugio no causa disminuciones drásticas de rendimiento y colabora con el cuidado de la tecnología, por lo que la optimización de los maíces Bt aún tiene un margen de expansión fenomenal por conquistar.
La variable decisiva para extender la durabilidad de la tecnología Bt es el cumplimiento del refugio efectivo en la mayoría de los lotes, sean grandes o pequeños. La decisión de cumplimiento de esta BPA representa un compromiso entre factores técnicos, sociales y económicos para retrasar el desarrollo de resistencia sin comprometer la rentabilidad.
La Asociación Semilleros Argentinos (ASA), el Programa Manejo de Resistencia de Insectos (MRI) y las instituciones nucleadas en la cadena maicera, recomiendan la siembra de refugio en un 10% de la superficie del lote; un porcentaje basado en estudios técnicos aplicados que equilibra el rendimiento del cultivo y la complejidad de manejar la resistencia de las principales especies plaga que lo amenazan.
Todos los beneficios de la siembra y el correcto manejo del refugio están al alcance de los productores. Las instituciones comprometidas con la difusión y el asesoramiento en las buenas prácticas agropecuarias se han enfocado profesionalmente en el maíz Bt, desde el desarrollo tecnológico de las semillas, hasta el acompañamiento y capacitación de los productores en la implementación, monitoreo y evaluación de los resultados finales.
Hay una sentencia de la sabiduría estoica que reza «Infortunii Viventem»: es en tiempos de fortuna cuando hay que prepararse para los futuros contratiempos, fortalecerse mientras se puede para no sufrir el castigo de las complicaciones por venir.
Ante las condiciones auspiciosas pronosticadas para la cosecha de maíz del 2024, la oportunidad de maximizar los beneficios está solo a una simple adopción de buenas prácticas.