Las Buenas Prácticas Agropecuarias (BPA) son el resultado de experiencias acumuladas, conocimientos aplicados a la producción, investigaciones científicas y sus registros sobre el uso más eficiente de técnicas y tecnologías en el agro.
En torno a las BPA se fue creando una red de diálogo activo entre actores públicos y privados, se consensuaron las mejores implementaciones para cada práctica y se extendieron los mejores resultados por toda la cadena agroindustrial. El agro argentino hoy provee alimentos de forma rentable y segura, amigable con el ambiente y la sociedad en su conjunto.
Pensar las prácticas agropecuarias desde el "hago lo mejor que puedo" limita potenciales progresos, por eso la clave para mejorar nuestra producción es preguntarnos "¿Cómo puedo hacerlo mejor?".
Compartimos la fórmula que nos impulsará a ir por más.
BPA: La fórmula que funciona
En el caso de los cultivos Bt, estas buenas prácticas sirven de guía para el productor durante todo el ciclo del cultivo, asistiéndolo en el cuidado de las tecnologías y el ambiente, preservando el rendimiento. Las buenas prácticas se enfocan en las acciones que son responsabilidad del productor y están bajo su control. Complementan sus esfuerzos y su experiencia para permitirle alcanzar una producción sostenible.
1. Planificación y preparación del lote
Es fundamental el monitoreo y control de malezas y rastrojos en el lote, ya que pueden afectar el manejo de la plaga principal. Esto se debe a que las larvas grandes (estadio L3 o superior) provenientes de malezas y rastrojos pueden migrar al cultivo recién implantado y causar daño. Cabe recordar que ni las tecnologías Bt ni los insecticidas tienen eficacia plena en larvas grandes.
2. Siembra de refugio
La siembra de refugio es clave para alargar la vida útil de las tecnologías Bt. El refugio consiste en la siembra de una porción del lote con plantas no Bt para que los insectos susceptibles se desarrollen y reproduzcan, favoreciendo el cruzamiento con los resistentes generados en la porción Bt del lote. La descendencia de estos será mayormente susceptible y controlada por la tecnología (proteínas) Bt. El porcentaje y otras características del refugio varían según el cultivo Bt: maíz, soja o algodón. Por ejemplo, en maíz el porcentaje de refugio recomendado es del 10% del lote y para el algodón el 20%.
El refugio debe sembrarse en la misma fecha que el Bt, con variedades o híbridos de similar madurez. Monitorear regularmente el refugio permite detectar temprano problemas de maleza e insectos.
3. Implantación eficiente
Requiere el cálculo preciso de densidad de siembra (cantidad de plantas por hectárea) para lograr un manejo eficiente del lote. Contar con la humedad y temperatura del suelo óptimas para la germinación es el punto de partida ideal; también ayuda la protección de las semillas y las plántulas con un buen tratamiento de semillas, para garantizar que el cultivo pueda expresar al máximo su potencial.
4. Monitoreo y control
El monitoreo y control de plagas y malezas debe realizarse durante todo el ciclo. Esta es la mejor forma para definir estrategias de control efectivas. La aplicación de insecticidas y otras estrategias de control es eficaz cuando el daño alcanza el umbral pre-establecido para cada plaga, tanto en el refugio como en el Bt. El monitoreo también es clave para detectar, de forma temprana, daños inesperados en las tecnologías. En estos casos se da aviso a los desarrolladores, quienes iniciarán estudios para determinar si hay resistencia y proponer planes de mitigación si fuera necesario.
5. Rotación de cultivos
La rotación de cultivos es la base de una agricultura sustentable. En el caso del manejo de resistencia de insectos reduce la población de las plagas que pueden afectar el siguiente cultivo que va a ocupar el lote. También la rotación de las técnicas de control, modos de acción de insecticidas y herbicidas y de proteínas Bt, aumenta la eficacia general de control de plagas.
La rotación tiene el beneficio adicional de mantener las propiedades físico-químicas del suelo, favoreciendo los procesos de implantación y la salud general del cultivo.
6. Convertir las BPA en un ciclo y difundirlas
La aplicación de las BPA de manera sistemática y responsable preserva el ambiente y las tecnologías aplicadas a los cultivos.
Promoverlas y difundirlas no es solo una responsabilidad, sino la consolidación de la productividad reduciendo pérdidas y aumentando rendimientos, reduciendo costos al optimizar el uso de insumos y recursos, y mejorando la calidad de los cultivos al hacerlos más seguros e inocuos para el consumo humano.
Nos cuesta creer que alguien tenga una fórmula mágica para el éxito y puede resultar demasiado obvio que «el éxito es hacer las cosas bien». Pero también es obvio que los productores que incorporan BPA son productores exitosos, y en sus éxitos actuales están las pistas para lograr los éxitos futuros.